domingo, 22 de julio de 2012

Relación entre Cliente y Arquitecto

La Señora Farnswort y L. Mies van der Rohe

¡Del amor al odio!

Casa Farnsworth - Mies van der Rohe Construcción 01
La casa de campo para la Dra. Edith Farnsworth, diseñada como casa de retiro y de fin de semana, fue realizada en un predio, adquirido por la doctora, de 7 hectáreas de pradera a orillas del río Fox, en Plano, Illinois, a unos 60 kilómetros al suroeste de Chicago.

Diseñada y construida de 1946 a 1951, la Casa Farnsworth se la puede considerar como la obra de arquitectura realizada en el apogeo de la carrera de Mies van der Rohe en América. Pero el crédito se encuentra no sólo en el arquitecto, en muy pocas ocasiones se menciona la relación entre Mies y la Dra. Farnsworth, que fueron, de hecho, más que arquitecto y cliente.

Mies tenía 59 años y estaba en toda su gloria como profesional. La Dra. Farnsworth tenía 42 años, era una mujer intelectual e independiente, era educadora, traductora, médica nefróloga del Passavant Memorial Hospital en Chicago, investigadora científica de fama nacional, concertista de violín, coleccionista de arte asiático y en muchos sentidos parecida a Mies. Ella creía en la empatía de la gente de la vanguardia de las ciencias con los de la vanguardia de las artes y que dicha relación mejoraría la sociedad para los demás.
La Dra. Farnsworth es el tipo de cliente con la que sueña todo arquitecto, ella era inteligente, culta y de mente abierta y esto es algo que se ha perdido en toda la mitología que rodea la casa. Ella quería construir una casa de fin de semana, “pero no cualquier casa”.
Con este requerimiento en mente, la doctora visita al Director del MOMA pidiendo su opinión y recomendación. El arquitecto alemán Mies es el indicado.
Otros investigadores opinan que pudo haber sido el pintor y escultor suizo Hugo Weber quien recomendó a Mies. Ambos se conocían de asistir al IIT (Instituto de Diseño de Chicago, o “New Bauhaus”)

Mies y Edith se conocieron en una cena en el invierno de 1945, el coronel Robert Mc Cornick, editor del “Chicago Tribune” y original dueño del terreno que adquiriría la doctora, oficio de anfitrión de la cena.
El programa de diseño de la casa fue encomendado por la doctora como si fuera el propio Mies quien viviría en ella a futuro.
Mies hablo muy poco, casi nada. Ella pensó que Mies no hablaba inglés. Finalmente, le pregunta a Mies si su oficina de diseño le haría su nueva casa... Mies dijo: "Voy a diseñar su casa"
Edith escribió, en sus memorias no publicadas, que Mies sólo comenzó a relajarse después de beber varios martini, hablo de sus padres, de las jovencitas de una escuela cerca de la oficina en Berlín, donde trabajó para Behrens y su trato como jefe de la Bauhaus con los nazis. Hay un pasaje tentador en sus memorias que comienza a hablar de la reunión de Mies con Goebbels, ministro nazi de cultura alemana.
Los encuentros fueron muchos y cada vez más asiduos. Muchas de estas historias fueron contadas por Mies a Edith en encuentros en las primeras horas de la mañana después de varias copas y fumando sus singulares cigarros cubanos. Sin embargo, varias páginas del manuscrito, de sus memorias no publicadas, estaban arrancadas y nos preguntamos ¿que otras cosas le habrá contado el Maestro a la Doctora?

El proyecto de Mies comenzó en1946, se basó en las ideas que había desarrollado (pero nunca construido) para otra familia. Edith era un cliente entusiasta y agradeció la potencial importancia histórica del proyecto. Edith Farnsworth iba a tener una de las más importantes casas construidas después de la Segunda Guerra Mundial. Edith y Mies intercambiaban libros de filosofía. Se convirtieron en amigos cercanos. Ambos se encontraban y almorzaban en el sitio de la futura obra junto al río. Mies desarrolló el diseño a tiempo para que sea incluido en una exposición sobre su obra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1947. Después de la terminación del diseño, el proyecto fue puesto en suspenso a la espera de una herencia de una tía enferma. Mies actuaría como contratista general, así como director de obra. Las obras comenzaron entre fines de 1949 y principios de 1950. Escaseaban los materiales, principalmente el hierro, Mies quería que todo fuera perfecto. Tomaba cada losa de mármol travertino de pisos y terraza y las revisaba personalmente. Todas las soldaduras a la vista que tenia la obra eran arenadas para alisar y eliminar costras, bordes e imperfecciones. La obra se completó sustancialmente en 1951. Mies, si bien se consolidaba como un maestro de la arquitectura, tenía poco respeto por las mujeres profesionales. Tal vez, debido en parte a esto, su relación terminó mal. ¿Cómo será posible que la obra de un maestro de la arquitecta y de perfección técnica constructiva sea opacada por un amor no correspondido y por la negativa, del arquitecto, a diseñar un armario para colgar vestidos? ¿Cual abra sido el motivo real de controversia entre el profesional y su clienta? Sea cual fuera el motivo la respuesta de Edith fue cortar los fondos para la terminación de la obra. Mies llegó a continuar los trabajos sólo cuando la clienta no estaba presente en la propiedad. Por último, el arquitecto se rindió y le construyo un siempre armario de teca, eso si, dejando bien en claro su punto de vista en desacuerdo con el pedido de la clienta.

Cuando la casa estaba a punto de ser terminada Mies reclamo que se le debía abonar 74.000 dólares y la Dra. Farnsworth no estaba dispuesta a pagar más de 65.000 dólares. El costo reclamado por Mies en 1951, era, actualizado al año 2006, aproximadamente de 1.000.000 de dólares. El sobreprecio de 16.000 dólares respecto del presupuesto aprobado de pre-construcción de 58.400 dólares, se debió a la escalada de precios de los materiales después de la guerra y como resultado de la escasez y la inflación derivados de la movilización para la guerra de Corea. Inmediatamente después del reclamo de Mies por las diferencias económicas en la construcción de la casa vino una contrademanda judicial de Edith por “daños y perjuicios” alegando mala praxis en la ejecución de las obras. Y allí comenzó la batalla judicial entre el arquitecto y la médica. Muy lejos habían quedado los encuentros alegres y cordiales amenizados con martinis y cigarros. Presumiblemente, la batalla judicial, no era solo por dinero, un trasfondo sentimental y sexual se filtraba en los comentarios “no oficiales” de Mies. “La doctora quería una casa con arquitecto incluido…” o tal vez sólo se habían enredado en la actividad apasionada de la co-creación. El Abogado de Mies, William Murphy, demostró que Farnsworth había aprobado los planes y aumentos de presupuesto, y el tribunal ordenó a la propietaria pagar sus cuentas. Las acusaciones de mala praxis de Farnsworth fueron consideradas sin fundamento. Fue una victoria amarga y vacía para Mies, teniendo en cuenta la mala y dolorosa publicidad que le siguieron. El conflicto dio lugar a falta de terminaciones e interiores sin amueblar. La construcción del armario de teca y el bronce en el porche fueron terminados con los diseños de Mies pero ejecutados por ex empleados de la Empresa William Dunlap y Millworker, contratistas locales, que actuaron como intermediarios para poder finalizar las obras. Mies nunca más tuvo comunicación con Edith Farnworth nuevamente. Mies nunca más acepto un encargo profesional para construir una vivienda. Luego de la mudanza, para la propietaria, allí comenzaron nuevos problemas. Edith continuó utilizando la casa como un refugio de fin de semana por los próximos 21 años, a menudo albergo a notables arquitectos que querían visitar y ver la obra de fama mundial. Según Lord Piter Palumbo, magnate inmobiliario, coleccionista de arte, aficionado a la arquitectura y el comprador de la propiedad de la Dra. Farnsworth, cuenta:
Mies, siempre un purista, había diseñado la casa sin ventanas; Edith fue devorada por los mosquitos y molestada por las polillas, la casa, por la noche, era como una linterna que atraía a todo tipo de insectos. Se proyecto y agregó en el piso superior una terraza accesible desde una escalera exterior. Era habitual que los estudiantes de arquitectura y profesionales alquilaran botes e hicieran fila frente a su casa para sacar fotos. Para protegerse de los curiosos, que irrumpían con regularidad en su jardín, instalo persianas y por seguridad plantó rosales.
Se sabía que el lugar elegido, junto al río era inundable pero crecidas muy altas la inundó un par de veces arruinando las cortinas de seda y el mobiliario. Excepto por las flores silvestres, casi no quedaron jardines. El camino utilizado para la construcción se quedó y quedo casi inutilizable.
Luego estaba la cuestión más importante, ''Edith había pedido un armario para sus vestidos'', y Mies le dijo: “Es una casa de fin de semana. Usted sólo necesita un solo vestido. Cuélguelo de un gancho en la parte posterior de la puerta del baño”.
Mies era simplemente ''más frío y más cruel que cualquier persona que he conocido'', observó Farnsworth, o ''tal vez nunca fue amigo y colaborador, por así decirlo; ella quería eso de él, pero se sintió una víctima.
Se debió agregar aire acondicionado ya que en verano el efecto invernadero empañaba los cristales y el calor interior era intenso.
En invierno las diferencias térmicas entre el interior calefaccionado, con losa radiante, y el frío invernal producían nuevamente que se empañaran los grandes ventanales.
Y en varias ocasiones se produjeron filtraciones de agua desde la cubierta al interior de la casa. Algunos problemas han demostrado ser irresolubles. La oxidación en las columnas de acero siempre fue un problema, con frecuencia se necesita lijar y pintar. Las hojas del otoño manchan las cubiertas de piedra caliza. Deben ser lavadas y blanqueadas cada dos semanas.
Es difícil imaginar a Edith Farnsworth tolerar estas condiciones por más de veinte años. Debe haber habido momentos en que sintió la tentación de arrojarle piedras al perfecto Mies y sus brillantes paredes de cristal.
La clienta tenía razones y derecho a quejarse.
Más tarde, Edith, escribirá que Mies era un "campesino medieval" que fue intelectualmente muy poco flexible, su personalidad era como la de un "erizo" y personalmente distante y cruel.

A fines de los ´60 Mies, leyendo el Chicago Tribiune, en la sección de bienes raíces, se entera que la Dra. Farnsworth saca a la venta su casa. La doctora, en un futuro próximo, había decidido partir y radicarse definitivamente, en Italia y ponía a la ventea el predio de 7 hectáreas junto con su celebre casa.
La animosidad de Edith para con Mies engendró un montón de publicidad negativa para el arquitecto. En abril de 1953, la afamada Revista de Decoración Casa Bella publicó un artículo acerca de lo ''Menos es más'' y el Movimiento Moderno la arquitectura. Escrito por Elizabeth Gordon, con la ayuda de Farnsworth. “Algo debe ser dicho y hecho sobre la arquitectura de este tipo, o no habrá futuro para la arquitectura”. … Yo quería hacer algo “significativo”, y todo lo que conseguí fue esta sofisticación simplista, falsa ", se quejó la doctora Farnsworth.
Sin duda, la medica no cree que esta casa fue diseñada para la vida familiar! Por el contrario, la Casa Farnsworth estaba destinada a ser la pura expresión de una idea. Al reducir la arquitectura a "casi nada".
Casa Bella realizó una editorial mordaz que arremetía contra la obra de Mies van der Rohe, Walter Gropius, Le Corbusier y otros seguidores del estilo internacional. El estilo fue descrito como una "amenaza para la nueva América". La revista insinúa que los ideales comunistas se escondían detrás del diseño de estos edificios "sombríos" y "estériles".
La amenaza del comunismo de los ´50, para los norteamericanos, personificado en Mies y su arquitectura Racional, fue la forma de venganza que la Dra. Farnsworth encontró como justicia mediática en contra, del que fuera, su querido arquitecto estrella.
Y para añadir mas leña al fuego F. L. Wright se unió al debate y a las críticas hacia Mies.

Edith Farnsworth vendió la casa en 1972 a Lord Piter Palumbo, se mudo a las afueras de Florencia y falleció en 1977 a los 74 años de edad.

Este relato fue realizado con la recopilación de diferentes publicaciones de la Web.
Arq. Sergio Víctor Carlevaro.


domingo, 15 de julio de 2012

Proyecto y Obra Calle Cuba - Quilmes

Desarrollo Inmobiliario privado.  Siete departamentos de 2 y 3 ambientes.  Departamentos de 50 m2.
Diseño con condiciones sustentables, cuidada orientación de áreas habitables y áreas verdes, generosos espacios verdes y terrazas de expansión, ventilaciones cruzadas para el refrescamiento de ambientes, utilización de envolvente de muro doble con cámara térmica para el ahorro energético en climatización.
















miércoles, 2 de septiembre de 2009



Proyecto y Obra Calle Cramer
Don Bosco / Quilmes





























Mantenimiento Edilicio.
Casona en Bernal









Proyecto y Obra
Ampliación PH / 2º etapa. Calle Plaza
Ciudad Autonoma de Bs. As.



Proyecto Calle Chiclana
Quilmes